DIARIO DE...
Un día cualquiera en un
momento cualquiera
Estoy probando. Quiero teclear
infinitamente pero ni siquiera sé cómo comenzar todo esto. Tengo diarrea mental,
lo reconozco. El problema es que todo está en mi cabeza y sacarlo de ahí no es
fácil. Puede que sea porque hace mucho que no hago esto. Quizá todo este tiempo
he pensado que sé cómo expresarme, pero no es así. ¿Cómo teclear lo que
sientes? ¿Hay alguna técnica para sacar todo lo que está en tu cabeza con un
filtro? Evitar la explosión que se enciende en mi interior sería comparable a
tratar de evitar no besar a la persona que amas en el momento perfecto.
No, definitivamente no es un
problema de capacidad. Aunque me cueste reconocerlo, es un problema de
cobardía.
Seamos sinceros; a todos nos cuesta
reconocer nuestros errores, contar por qué tropezamos con esa piedra una y otra
vez, con lo fácil que sería apartarla de nuestro camino, ¿no?
Pues no. El ser humano tiene esa
manía de ver que viene el golpe más grande de su vida, ese que posiblemente le
hará estar de bajón el resto de sus días, y aun así corremos hacia ello como si
fuese la droga más adictiva.
Nos gusta el drama. Montarnos
nuestras películas. Pensar que somos libres cuando son nuestros pensamientos
los que nos hace ser presos de nuestra libertad.
La rutina, el día a día. La
convivencia con tu pareja. ¿Será él, o no, el amor de tu vida? ¿Alguien es capaz
de saber si amarás a esa persona el resto de tus días? ¿Quién tiene la fórmula
del amor eterno? Las discusiones, los “ya veremos”. Gritos, peleas. La
felicidad. ¿Eres feliz? Quizá sea la pregunta que más me hago. Un trabajo de
mierda, unos compañeros que te empujan a mandar todo al mismo agujero que el
trabajo. Verte en el espejo y no sentirte bien; que si me sale tripita, que hoy
estoy fea, menuda cara que tengo, las ojeras, los pelos… Inseguridades creo que
lo llaman. ¿Por qué mi vida es así?
Para. Detenlo.
Sí, definitivamente necesito
sacar todo esto de mi cabeza. Sé lo que estás pensando: lo que tú necesitas,
guapi, es un psicólogo. Sí, es probable. Pero de momento no tengo dinero para
pagarme uno y odio que alguien me diga lo que tengo qué hacer. Escribirlo será
más silencioso.
Solo te pido una cosa: no me
juzgues. Lo único que pretendo con todo esto es solucionar de alguna forma esto
que me pasa. Puedes quedarte y vivirlo conmigo, quizá te sientas identificada o
quizás no. O olvidar todo esto y ser feliz.
Porque te aseguro, que yo, que sé
el final de todo esto, te puedo spoilear
diciéndote que ahí está la clave.
Firmado: La loca de la colina